MENSAJE DEL XXVI CAPÍTULO GENERAL
Nosotras, las Hermanas Benedictinas de la Divina Providencia, reunidas en el XXVI Capítulo General, como familia religiosa intercultural que reúne a miembros provenientes de diversos continentes, con sus diferentes culturas, razas, lenguas y países, les saludamos, con la paz de Cristo, Nuestro Señor, “centro de nuestra Consagración, escogido por amor” (Const. Art. 14).
El Capítulo General es el principal signo de unidad, el encuentro fraterno en el que escuchamos las apelaciones de Dios, Padre providente, a hacer su voluntad y servir mejor a nuestros hermanos.
Para abrir los oídos del corazón y acoger los planes de Dios, el XXVI Capítulo General fue precedido por una jornada de Retiro Espiritual, guiado por el Obispo Auxiliar de Porto Alegre, Monseñor Juárez Albino Destro, sobrino de nuestra Hna. Julieta Cesconetto, quien marcó la historia con su alegre testimonio.
En la apertura del XXVI Capítulo General se celebró la memoria de los 175 años de historia. Con la Misa festiva presidida por el Obispo de la Diócesis de Criciúma, Monseñor Jacinto Inácio Flach, y concelebrada por el Obispo Monseñor Juarez Albino Destro y por el Párroco de Nova Veneza, Padre Gilson da Silva Pereira, expresamos nuestro agradecimiento a Dios por la fidelidad de nuestras Fundadoras, Giustina y María Schiapparoli, que nos dejaron como legado el Carisma profético del confiado abandono a la Divina Providencia, que se expresa en el cuidado de la vida allí donde está amenazada. En su homilía, el Monseñor Jacinto elogió la presencia de las Hermanas en su Diócesis y la relevancia del Carisma. Un momento importante fue la entronización en la Sala Capitular de un sacramental (un relicario que contiene el hueso de la Venerable Sierva de Dios María Schiapparoli). Al incensar la Sala Capitular y a cada Capitular, el Monseñor Jacinto enfatizó que nuestras Fundadoras acompañarán todos los actos del XXVI Capítulo General con su bendición e intercesión.
Con su Bendición Apostólica, con motivo del 175 aniversario de la Congregación, el Papa Francisco estuvo presente animando a cada hermana a:
Profundizando el lema del Capítulo “Permanezcan en mi amor” (Juan 15,9b) a través de la lectura orante, diaria, en forma de conversación en el Espíritu, sentimos la fuerza de la Palabra que nos desafía a fortalecer la escucha, el compartir, la pertenencia, la fraternidad, la aceptación de la corrección fraterna y la fecundidad del Carisma.
Nuestra presencia en 15 países (Italia, Brasil, Paraguay, Guinea-Bissau, Bolivia, México, Rumania, Albania, India, Kenia, Argentina, Malawi, Tanzania, Mozambique y Sri Lanka), nos orienta y alienta a superar muchos desafíos: la interculturalidad, unidad en la diversidad, fidelidad creativa a nuestro carisma y el compartir con los laicos.
El tema del Capítulo fue abordado de manera profunda y profética, tanto por las Comisiones Capitulares como por el predicador, el Padre Alfredo Gonçalves (Scalabriniano), quien nos acompañó con sus Homilías y Conferencias durante tres días.
Según el asesor, nuestro Carisma es siempre relevante y actual, y para ser fieles es necesario que nuestras comunidades sean proféticas, capaces de escuchar las apelaciones de Dios en el sufrimiento del pueblo y de dar una respuesta, como lo hicieron nuestras Fundadoras, atentas, profetas, audaces, valientes, en su tiempo.
Al abordar el tema de la Espiritualidad y del discipulado, el Padre Alfredo dijo que la Vida Religiosa Consagrada debe tener la mirada fija en Jesús, atentos a la Escuela de Nazaret como escuela de silencio y escucha para mirar la historia y los acontecimientos con los ojos de Dios.
Reflexionando sobre la Práctica y la Pedagogía de Jesús, presente en el episodio de los discípulos de Emaús (Lc 24,13-35), el Padre Alfredo utilizó una alegoría refiriéndose a los lugares por donde pasó Jesús:
Reflexionando sobre la Interculturalidad vimos lo rápido que el mundo avanza y con él el problema de los refugiados, los migrantes, los conflictos fronterizos y la notable presencia del Papa Francisco como el mayor defensor de los migrantes. La interculturalidad ocurre en la Comunidad: llorar con quien llora, alegrarse con quien se alegra. Debemos pasar de la globalización de la indiferencia a una cultura del diálogo.
Tratando sobre la Institución-Profecía, nos presentó las formas de profecía en las diferentes épocas. Profecía personal e institucional, recordando que el profeta es quien denuncia los contravalores, la infidelidad a Dios y anuncia el Reino. En este sentido, para ser profética, la Vida Religiosa Consagrada debe ver la aflicción del pueblo, escuchar su grito, conocer su sufrimiento y buscar ser respuesta de Dios a esta realidad.
Ayudadas por estas reflexiones, se trazaron los objetivos para los próximos seis años, con Deliberaciones, Propuestas, Exhortaciones y la elaboración de Proyectos que nos ayudarán en nuestra vida espiritual, fraterna y misionera.
Además de las sesiones capitulares, estos días vivimos muchos acontecimientos importantes:
Estamos inmensamente agradecidas con Dios porque, a pesar de los desafíos encontrados en estos largos años de existencia, la acción de la Divina Providencia abrió caminos, ampliando horizontes. Y esto es una fuente de esperanza para nosotras en nuestra búsqueda de profundizar y ampliar aún más nuestras raíces.
En resumen: Reunidas en este XXVI CAPÍTULO GENERAL, nos comprometemos a fortalecer: la centralidad de Cristo, la fraternidad en la interculturalidad, la formación integral, la unidad en la diversidad, que favorezcan la fidelidad a nuestras raíces; fomentamos el protagonismo de los laicos y colaboradores en la comunión del carisma, la revitalización de la cultura vocacional y por tanto el surgimiento de nuevas vocaciones. Todo esto es la expresión más efectiva de nuestra identidad como Hermanas Benedictinas de la Divina Providencia.
La presencia de María, nuestra Madre y Consejera, nos acompañó e inspiró en todo momento. Que sigamos sirviendo con amor y dedicación, llevando el Evangelio a todos los rincones del mundo. Unidas a la vid, permanezcamos firmes en nuestra misión de acoger, asistir y educar, transformar vidas y difundir la gracia de Dios.
CAPITULARES DEL XXVI CAPÍTULO GENERAL
Nova Veneza – Santa Catarina, 5 de agosto de 2024.