“Confío en la Divina Providencia en la cual se apoya nuestra obra.”
(Madre Giustina Schiapparoli)
Con esta misma certeza que Madre Giustina Schiapparoli, durante el XXV Capítulo General (2018), la gracia del Señor impulsó a las capitulares, en lo que concierne a las misiones Ad gentes, a buscar nuevos caminos para la Congregación.
Entonces surgió la necesidad de elaborar un Proyecto Misionero que ayudara a nuestras Comunidades Ad gentes a dar una respuesta a las exigencias del mundo actual, según el Carisma del Instituto, Rostro Providente de Dios.
Siguiendo las directrices determinadas por el propio Capítulo General, la Comisión formada inició sus trabajos, bajo la dirección de una Religiosa misionera de la Congregación de las Hermanas Combonianas, Hna. María Rosa Venturelli.
Todo parecía ir con normalidad, cuando en el 2019 el mundo fue tomado por el evento del virus covid-19, revolucionando todas las expectativas. Se inició un proceso de aislamiento y muerte que nos obligó a reducir nuestros ritmos, cambiar nuestros hábitos y reinventar nuestras relaciones.
Nunca como en este momento, nuestro carisma fue tan actual: “Las Hermanas Benedictinas se abandonarán a Dios y solamente de Él esperarán todo”. Estamos volviendo a aprender a vivir en la proximidad, a valorar la escucha y a no dejarnos abrumar por la desesperanza y la negatividad.
Junto a la Comunidad, somos llamadas a profetizar y testificar, viviendo nuestra identidad con autenticidad, buscando abrazar lo diferente que nos interpela.
La oportunidad de construir nuestro propio Plan Misionero en el momento de este cambio en el tiempo, nos obliga a revisar nuestra postura. Aunque aisladas y distantes, la tecnología nos aproximó y nos despertó para nuevas creatividades.
Aprendimos y mejoramos el manejo de computadoras y teléfonos, el comprender mejor las plataformas digitales como el zoom, meet google, etc. Transformamos reuniones presenciales en diálogos a distancia. La Iglesia, en la persona del Papa Francisco, nos urge a buscar nuevos espacios de hospitalidad, fraternidad y solidaridad.
Pues bien, de esta manera, el trabajo iniciado está continuando. De abril a agosto de 2021, la Comisión, junto con el Consejo General, se puso en contacto con nuestras valientes misioneras y ex misioneras para contribuir en la construcción del Plan.
Como dijo la Madre Lina Maria Girotto en su exhortación:
“Es una colaboración preciosa que nos ayudará a formular un Plan Misionero verdaderamente fruto de la experiencia de quien vivió y está viviendo los desafíos de la misionaridad, para ser cada vez más útil y solidaria a los hermanos que quieren conocer y encontrar a Jesús y su Palabra ”.
Por lo tanto, en este espíritu de abrazar lo nuevo, tratando de mirar de adentro hacia afuera y de afuera hacia adentro, escuchamos y compartimos las experiencias realizadas por las Comunidades Ad gentes y por las ex misioneras.
Fue muy enriquecedor sentir la gratitud y la alegría de las misioneras que vivieron y viven la experiencia de lo diferente. Si bien, a pesar de los grandes desafíos que llevan a las Hermanas a beber del cáliz de las dificultades Ad gentes, las mismas manifiestan una gran satisfacción y alegría al difundir la Palabra del Señor y compartir la vida con los más pobres.
Algunas se sintieron privilegiadas y, de ser necesario, estarían dispuestos a empezar todo de nuevo. En las palabras de las más experimentadas:
“Necesitamos seguir sembrando el don de nuestro Carisma en todo el mundo, porque ‘¡el futuro dirá que fuimos fieles!’”.
A ti, querida Hermana, que haces parte de esta hermosa historia y que colaboras con nosotras, nuestro agradecimiento. Gracias por tu presencia y por tu importante servicio a los más necesitados. Tú eres muy importante, porque “toda Benedictina es una flor de santidad que las Santas Fundadoras ofrecen a Dios como su preciosa herencia”.
Hna. Maria das Dores Paz / Secretaria general
Agosto de 2021.